domingo, 4 de abril de 2010

Sala de fiestas: CHICHÉN ITZÁ.



El pasado sábado 3 de abril se realizó un concierto en el sitio arqueológico de Chichén Itzá. Esta ocasión fue el cantautor inglés Elton John el que ofreció su espectáculo. Independientemente de que las instancias gubernamentales argumenten que actividades de este tipo proveerán de divisas al Estado de Yucatán como a México, son muchas las personas, asociaciones civiles e indígenas, científicos e investigadores que están en desacuerdo con que se continúen ofertando conciertos en Chichén Itzá. Y es que en parte tienen cierta razón, este sitio arqueológico se ha convertido en una sala de fiestas de las élites políticas y económicos locales, nacionales, e internacionales. La pregunta que me surge es: ¿para esto querían candidatear a Chichén Itzá como maravilla del mundo? Esta actividad se ha convertido en una mina de oro para los que tienen acceso a dicha mina. Por el contrario, yo no he escuchado, visto, o leído que en el Tah Majal de la India se oferten conciertos; tampoco en los templos budistas de japón; en el sitio de Machupichu menos; ni pensarlo en las pirámides de Giza en Egipto. Me pregunto, ¿cómo sería un concierto de alguna celebridad mundial en la Meca islámica? Pues la misma indignación que sentirían y claramente expresarían los musulmanes de todo el mundo, es lo que muchas personas y comunidades indígenas expresarían indignadas respecto de los conciertos realizados en Chichén Itzá. Según mi punto de vista, la diferencia es que al parecer los "propietarios" de Chichén Itzá ya están muertos. Perteneció a una cultura que vivió cientos de años atrás. Los descendientes mayas o mayeros que viven en la actualidad no tienen "derechos de herencia" de este magnífico sitio. Ahora el propietario es el Estado (quien supuestamente representa los intereses de los mexicanos) y que a su vez "renta" este sitio arqueológico para sala de fiestas y eventos lúdicos. Supongo que debe de existir una contradicción respecto a las políticos y leyes de protección al patrimonio monumental y arqueológico. Confieso que desconozco sobre el tema y no tengo precisión de los detalles, pero sí se que actividades musicales de esta magnitud van a ocasionar daños a las estructuras físicas de dicho sitio arqueológico. Si bien el gobierno ha dicho varias veces que se recibirán beneficios de estos conciertos, las divisas no están siendo reflejadas en el mejoramiendo de servicios básicos si quiera para las comunidades y pueblos cercanos a Chichén Itzá. Las condiciones laborales y educativas no presentan mejoras más que las que son producto de la "eventualidad", pero las personas de escazos recursos no pueden vivir de eventualidades. A nivel mundial, este tipo de actividades no hace quedar muy bien a México. No se puede hablar de respeto a un conjunto de construcciones prehispánicas si antes no se respeta a los descendientes de quienes la construyeron. Vulgarmente: se privilegia más a unas piedras que a las comunidades indígenas mayeras. Desafortunadamente los conciertos parecen no finalizar, "the show must go on", luego vendrán bodas de celebridades, aniversarios, para los católicos quizá algunos bautizos y confirmaciones, etc. Todo esto patrocinado por Cerveza Superior o Coca Cola Company. Para finalizar me uno a la voz de muchas personas que sostienen: Chichén Itzá, y cualquier sitio arqueológico, no es una sala de fiestas. No es un set de modelaje (el caso de Thalia), no es un espacio para el pic-nic de las élites. Si me preguntan para qué es, humildemente me quitaré el sombrero de antropólogo y diré: pregúntenle primero a los descendientes de las comunidades mayas que la construyeron. Después podremos opinar el resto de nosotros.
Saludos
jv

viernes, 2 de abril de 2010

Los mayas y el derecho a hablar en su lengua

Es largo el debate sobre derechos indígenas en México, pero es reciente la cuestión sobre el derecho a hablar las lenguas indígenas. En marzo del 2003 entró en vigor la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas. Si bien dicha ley permite y da muchos privilegios jurídicos a los hablantes de lenguas indígenas, muy pocos avances concretos tangibles y visibles se han realizado. La sociedad yucateca no es la excepción. Las disposiciones jurídicas y las leyes que dan continuidad a la Ley General de Derechos lingüísticos es deficiente, y en el caso de existir, es muy ambigua y de pocos acuerdos. El caso de Yucatán es ejemplar ya que la población maya hablante es de aproximadamente el 37 % de la población. En términos relativos, más elevada que en cualquier Estado de la República mexicana. Ahora bien, en términos absolutos es superada por el Nahuatl. En Yucatán la mayoría de la población maya-hablante se encuentra en el oriente y sur de Estado. En estas regiones se da una alta presencia de monolingüísmo maya, pero también ha incrementado el bilingüísmo maya-español debido a diversos factores tales como la migración hacia centros urbanos por cuestiones laborales. En el resto del Estado (centro, este, y zona costera) existe problación mayera, pero en menor número y con mayor tendencia al bilingüísmo (donde predomina el español sobre la maya) y al monolingüísmo del español. En este panorama lingüístico, el derecho a hablar la maya varía dependiendo de la región. En las zonas de predominancia mayense es común escuchar conversaciones en maya en los hogares, en el parque, en la escuela, oficinas de gobierno municipales, e incluso en los templos. Aquí no presenta mayor problema la concreción y fortalecimieno de la maya. Es el caso contrario en zonas donde predomina el espaol, ya que es en dichas regiones donde la discriminación étnica y lingüística es mucho más fuerte. Aquí el "derecho para hablar en maya" adquiere una dimensión jurídica, pero lo que hace falta es que también se evidencie una dimensión social, política, económica, religiosa, educativa, y en los medios de comunicación.
Actualmente me encuentro en la fase inicial de un proyecto sobre los derechos lingüísticos del maya hablante en áreas donde predomina el español. Será un gusto subir mis comentarios, notas de investigación, y observaciones que vaya realizando durante el transcurso de mi trabajo de campo.
Saludos
jv

Visita al zoológico



El día de ayer visité el zoológico de la ciudad de Mérida, Yucatán. Ya habían pasado cerca de 25 años cuando visité dicho lugar por vez primera. No recuerdo mucho a los animales que se encontraban en aquellos tiempos. El objetivo de mi visita de ayer fue ver el sitio donde están los primates y monos. Después de leer bastante literatura sobre primatología, etología, y ethnoprimatología; esta fue mi primer visita al zoológico como investigador. No pude evitar cierta molestia al ver a los animales en cautiverio, sobre todo a los primates y monos. He visto decenas de documentales e investigaciones sobre el cuidado de los primates en condiciones de cautiverio. No obstante, me resultó difícil ser objetivo al momento de hacer mis notas. Dado que fue mi primer trabajo de campo en un zoológico como antropólogo social que regularmente estudia a la especie humana, me resultó complicado hacer mis primeras observaciones sobre el comportamiento de estos primates. Para no complicarme el trabajo desde el inicio opté por hacer una breve etnoprimatología, o bien, una etnografía de la interacción entre humanas y primates. Sponsel (2008) define a la etnoprimatología como: “behavioral and ecological interactions between populations of human and nonhuman primate species inhabiting the same ecosystems. It serves an integrative function at the interface of anthropology and biology on the one hand, and the interface of biological and cultural anthropology on the other.” Mi punto de análisis fue la interacción de los visitantes que observaban a los primates y monos. Dado que mi ojo inexperto no pudo dilucidar el comportamiento de los primates no humanos, me centré en los comentarios, actitudes, y comportamientos de los humanos. Elaboré una hipótesis provisional: la percepción humana cultural respecto de estos primates tiende a "infantilizar" a los primates. Es decir, no los distinguen por edad, madurez sexual, comportamientos, etc. Para la mayoría de los visitantes, estos primates no-humanos juegan y se comportan como niños. No en todos los casos que escuché mi hipótesis era corroborada, pero sí en muchos. En otros casos, los humanos mantenían la vista fija en los primates y monos tomándole fotos. Intuí, más no pregunté dado que era observación no participante, que quizá esperaban a que estos primates se "comportaran como monos"; haciendo travesuras, jugando, o quizá peleando, tal y como sucede en la televisión. Aclaro, esto es especulación hipotética de mi parte. Del otro lado de la reja metálica, los primates y monos se encontraban sin actividad alguna. La mayoría acostados, algunos durmiendo, otros jugando pedazos de cáscaras. Algunos chimpacés se detenían mirando fijamente a los visitantes.
Esto fue el resumen de mi primer trabajo de campo en el zoológico de Mérida, Yucatán. Caótico, pero enriquecedor. Continuaré mis visitas a dicho zoológico, y más adelante estoy planeando visitas de campo al santuario del mono araña que se encuentra al oriente de Yucatán. La razón de mi interés por hacer tales investigaciones radica en mi facinación por la complejidad humana, los orígenes de nuestras culturas, nuestros comportamientos cuyas bases no siempre son del todo culturales sino también biológicas (¿evolutivas?), nuestras formas de relacionarnos, de hacer la guerra, de ser violentos, y de relacionarnos sexualmente.
Saludos
jv
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Sponsel, Les. 2008. Ethnoprimatology from the Amazon to Thailand and Beyond: Engaging the Inspiration of Kenneth A. R. Kennedy in Pursuing the Four Field Approach. Paper for annual convention of the American Anthropological Association in San Francisco, CA, November 19-23, 2008