sábado, 8 de enero de 2011

El fin del mundo



Antes de que finalice el 2010 noté que en varios programas televisivos transmitieron temas sobre el fin del mundo, sobre la veracidad de las predicciones de Nostradamus,sobre las profecías mayas, sobre el código secreto oculto en la Biblia que ha predicho catástrofes ambientales y tragedias humanas mundiales, sobre investigaciones paleoclimáticas que sugieren que algún asteroide o meteorito está rumbo en colisión contra nuestro planeta, y la lista sigue. Hay varias versiones del fin del mundo para todos los gustos: creyentes, no creyentes, ateos, anti-religiosos, fundamentalistas, científicos, indiferentes, vendedores y comerciantes, profesores, obreros, ambientalistas, y la lista también sigue. Pero los fines del mundo que me parecen particularmente interesante son dos: el bíblico y el maya. Me resulta curioso que muchas personas que pertenecen a alguna religión judeo-cristiana se preocupan por las profecías mayas, cuando en realidad, no tendrían por qué hacerlo dado que su propia religión tiene su versión del "fin". Otras personas, por lo general pertenecientes a fenómenos religiosos New Age, consideran verídicas y legítimas las profecías de los mayas y en algunas ocasiones las mezclan con las bíblicas y con las de Nostradamus. Las televisoras se encargan de alimentar el miedo y terror de las personas respecto del fin de la vida en la tierra. Pero a muchas personas se les olvida un detalle: el etnocentrismo. En el discurso mediático se hacen caso omiso de las miles de religiones no judeo-cristianas y no-mayas que tienen sus propias versiones sobre el fin del mundo. Es decir, se difunden imágenes de un fin del mundo muy "cristiano". En ese sentido, la conversión "forzada" hacia el cristianismo parece ser la única forma de salvarse de la inminente catástrofe mundial. Quisiera comentar dos relatos, uno bíblico y otro de una caricatura. El relato bíblico de la inundación tiene sus orígenes de las sociedades que vivieron entre los ríos Tigris y Eufrates. Eran sociedades que vivían en constante riesgo de desborde de ambos fluyentes y que pudieran poner fin a "esas sociedades". Esto nos habla de una manera de percibir a una sociedad propia como "todo el mundo". Este tipo de etnocentrismo ha sido y todavía es muy común en las sociedades contemporáneas. El otro relato es de un capítulo de la serie Los Simpsons sobre el fin del mundo. Casi al final de ese capítulo sobre el "fin del mundo a lo cristiano" encontramos en el infierno al personaje indú, Apu. Él está agarrado de un árbol y unos diablos le están picando con sus tridentes a lo que Apu les responde: "les digo que yo soy indú". Ambos relatos son una breve muestra de la variedad de versiones, narrativas, y formas de percibir el "fin del mundo". Aunque algunas versiones se han vuelto más populares que otras, debido a la predominancia de ciertas imágenes religiosas en la difusión mundial televisiva. No es novedad decir que la televisión constituye uno de los principales medios de transmisión de imaginarios religiosos para todo el público.

2 comentarios:

  1. Por cortesía saludo al autor y aviso que estoy leyendo. Sólo digo que el Homo Sapiens es un ridículo, hipersensible emocional que no puede simplemente 'ver' los fenómenos, siempre los está racionalizando mediante explicaciones alteradas.

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  2. Pues...que te puedo decir, al parecer esa es la condición humana ya que el humano no puede simplemente ver los fenómenos porque siempre los ve desde un punto de vista particular.

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